FICHA ARTÍSTICA
Autoría: Marc Balaguer y Jaume Viñas
Dirección: Jaume Viñas
Intérprete: Marc Balaguer
Escenografía: Mariona Ubia
Vestuario: Marc Balaguer
Iluminación: Raul Estany
Espacio sonoro: Guim Puig
Movimiento: Oskar Luko
Jefe de producción y producción ejecutiva: Marc Balaguer
Productor: Pau Domingo
Ayudantía de dirección: Edu Fontana
Ayudantía de producción: Pau Domingo
Jefe técnico del teatro: Roger Muñoz
Márquetin y comunicación: Focus
Reportaje fotográfico: Andrea Font
Diseño de imagen: Marina Tena, Xavi Farré y Arnau Roig
Diseño gráfico: Arnau Roig
Con la colaboración de Espai ACTUA (Fundació AISGE), Escola Pia Balmes y Estudi Karloff
Agradecimientos: Mikel Alors, Maria Andreu, Judit Ampudia, Gina Aspa, Oriol Balaguer, Quim Balaguer, Xavi Buxeda, Marta Diez, Pau Escobar, Laura Fernández, Carla Gòrriz, Arnau Grande, Valentin Maria, Edu Mauri, Eladio Palomino, Marto Pérez, Oriol Pino, Roger Príncep, Aniol Riba, Laia Ricart, Rosa Maria Roca, Àlexia Roig, Biel Romaní, Gemma Sangerman, Marina Tena, Sergi Torné, Josep Ubia, Irene Vicente, Victor Vidal y Roser Vilajosana
Con el apoyo de: Teorema Teatre
Distribución: Magrana Escena
Es una producción de Marc Balaguer
Toda la vida nos han preparado para perseguir el éxito, pero nadie nos explica qué hacer si lo logras. Nos enseñan tanto a evitar el fracaso que no nos damos cuenta de que estos dos conceptos son dos caras de la misma moneda. La vida está llena de obstáculos y estamos obligados a tomar decisiones que marcan nuestro camino. ¿Qué culpa tiene el niño que fuimos de lo que somos ahora? Este es el reto del protagonista: descubrir los aciertos y los errores de su pasado, enfrentándose a sus miedos repasando los momentos clave que le han llevado hasta aquí para poder perdonarse a sí mismo. JUMP es un diálogo interno entre la fantasía ingenua de aquel niño que lo tenía todo por hacer, y la frustrante madurez de un joven que no puede escapar del éxito de su pasado. Marc Balaguer se abre en canal al ponerse en la piel del niño pequeño que todos llevamos dentro y que se jugaba el éxito de su futuro en la clase de educación física con la prueba atlética más injusta de la historia: saltar el plinton.