QUE JUGUIN, QUE JUGUIN

No sabemos dónde estamos ni si nosotras mismas somos una ilusión.

Tampoco sabemos si este espectáculo es una semilla, un trayecto o un papel rasgado.

Quizá lo más razonable que podamos decir es que la acción transcurre en el cuarto de los juegos donde seis adultos juegan cuando ya no les toca jugar. Juntos forman una familia ilógica compuesta por tres hermanas, que no son las de Chéjov, una especie de au-pair que parece el hombre del saco, un ventrílocuo de voces que no tienen edad y una mujer exuberante con apariencia de estatua.

A través de fragmentos fulminantes, estos personajes tejerán los hilos de lo que es individual, familiar y social de una manera abrupta y lúdica, como si de repente se encendiera la luz y luego se volviera a apagar. Que jueguen, que jueguen es una puesta en escena seria e inexplicable, como la vida misma y como el amor. Un viaje de la mano de seis intérpretes que hacen frente a la realidad con una lucidez que solo rozamos cuando éramos niños.